miércoles, 6 de junio de 2007

Luciernaga

Para mi luciérnaga:

Ayer las vi por 1ª vez este año. Así como cuando regresan los gansos anunciando la llegada de la primavera, ellas con su llegada nos confirman que una vez más y por fin, ha llegado el verano. Esperaba a Hito en el coche, lo acompañé a cumplir uno de esos cortisimos pero tediosos pendientes que tiene todo ser humano en su día a día. Bajo corriendo, no tardaría mas que unos minutos.

Era esa hora en la q se da esa característica batalla entre el día y la noche. Pelean sin tregua por un cortisimo periodo de tiempo. El día se niega a irse, el sol irradia sus últimos rayos desde donde quiera que se encuentre poscisionado en el horizonte. Son naturalmente los más rojos, los más amarillos, los más escandalosos. La noche sonríe, sabe q es tan solo cuestión de minutos, quizás segundos y la batalla será suya.

Era la hora cero, yo mataba el tiempo viendo desde la ventana del coche hacia un lindo jardincito. Sonreí cuando vi la 1ª, después la 2ª. Volví a recordar su existencia. Pilar nunca las había visto. El año pasado tristeabamos las dos en mi jardín viendo los coches pasar sobre Connecticut. Se sorprendió tanto de verlas. Le pregunte como no las había visto antes, me dijo, es que en Chile no las hay! Sera?

Lo supe desde la 1ª vez que te cargue en mis brazos. Yo tenia 3 años, tu eras una bebecita, mi mama nos había dejado solas por 1ª vez. La primera de cientos de miles. Con mis 3 años y esa fuerza de la que me creo poseedora y que de vez en cuando me traiciona, te levante de la cuna y te lleve a dar la 1er vuelta en nuestra casa a bordo de Natita. Baje poco a poco la escalera, recorrí la sala, el comedor, subí nuevamente con muchísimo cuidado y te regrese a tu cunita. No lloraste nadita. Te quedaste tan quietecita, adivinabas el peligro de que yo me sobresaltara con tu llanto? Tan inteligente y perceptiva como siempre.

Tu llegada al mundo ilumino nuestra familia. Añadiste azúcar, sal, miel y valentina (como noooo!) a nuestras vidas. Mi papa pinto toda la casa de verde para recibirte. Los que no te conocíamos estábamos felices de verte por 1ª vez. A mi no me habían dado pase VIP para conocerte en el hospital. Mi papa coló a Xochitl por tan solo unos minutos para que te conociera desde una vitrina, ellos por fuera y tu por dentro. Compartías el cunero del ISSSTE con decenas de bebes. Yo se que ya desde entonces brillabas.

Yo me había quedado en la sala de espera, jugando entre las sillas azules setenteras, con los vasos que dejaba la gente, que estando en un hospital, pasaba de inmediato a asuntos de mucho mayor importancia después de beberse aquel refresco que dispensaba esa enorme y rarísima maquina que me causaba enorme curiosidad. Como va cambiando uno, a los 3 anos no me causaban tanta repulsión las babas ajenas.

Había nacido una pequeña luciérnaga

Yo, que crecí a tu lado, he visto claramente como esa luz con la q llegaste al mundo no solo se limito a brillar en nuestro bizarro y grotesco hogar (Juana va odiarme por decir esto de segurito). Se ha propagado en cada lugar en el q has estado, en cada momento q has vivido y a cada ser humano con quien has convivido.

Tan largo o tan corto como cada momento haya sido, tan insignificante o tan importante como haya sido esa persona para ti y tú para ella, nunca la has dejado de esparcir, nunca la has dejado de transmitir.
Aun en tus momentos más obscuros, has conservado esa, tu tan preciada luz, muy dentro de ti. Tal cual luciérnaga, la has usado para iluminar tu propio camino, cuando creías que no podías ver más allá de aquello que menguaba tu mundo.

Esa luz, tu luz, es enorme. No conoce de tiempo ni de distancia (es tan increíble que me siga iluminando hasta aquí) y cada día se convierte en una luz mas brillante, mas intensa pero también mas sabia. Ahora la luciérnaga sabe cuando prenderse para iluminarse pero mas importante, también sabe cuando apagarse para ocultarse del peligro.

Cuídala mucho. La gente q la ve y no la tiene no la soporta. Les molesta tanto, que hacen cuanto pueden por apagarla. Creen q les va cegar y no se dan cuenta que ya es tarde. Tu luz es como un destello en la profunda oscuridad de su mundo de sombras que les hace recordar lo q fueron, lo que no fueron y lo q ya no pueden ser.

Son los ciegos q no se aceptan ciegos o peor aun, esos pobres q ni siquiera se saben ciegos. Son esos ignorantes q con la mano intentan matar una luciérnaga por que es “un insecto, un bicho”.

Yo tomaba tu mano y la arrastraba por el cuaderno para terminar las planas de la P y la Q. Como el sol, me rehusaba a que la noche me arrancara el día y me dejara una vez mas enfrentada a mi miedo mas atroz, ese miedo que aun me acompaña hasta el día de hoy: La obscuridad. Pero siempre estabas tú que desde nuestras camas gemelas me confortabas durante la noche. Cuando ya no podía mas, brincaba hacia tu cama y entonces amainabas mi terrible miedo con la infinita luz de uno de tus abrazos. Q suerte la mía! mi luciérnaga propia y personal!

Ayer las vi por 1ª vez este verano, como siempre, me hicieron sonreir.

6 modos de viajar:

dijo...

La complicidad entre ustedes 3 me hace recordar la mia con mi propia hermana (cuando anda de modo). Me emocioné hasta las lágrimas. Que lindo.

Mucha Luz luciérnaga!

7 de junio de 2007, 1:15 p.m.
Anónimo dijo...

Nat,

Lo leo y leo y sigo llorando.....Me encanta pensar en mi como una luz.....Tambien debo confesar que siempre me sentí superior en las noches que tenias miedo....pensaba, soy mas pequeña y acude a mi.....ahora creo que no podria descifrar como queda esto....pero siempre se que vienes a mi, y siempre voy hacia ti....

te amo

Lindo escrito!

7 de junio de 2007, 4:42 p.m.
Pillo dijo...

Coma:

que bonito...las amo..lo digo muhco..pero en fin..nunca está de más....ahh si..yo la vi primero..tu te qudaste jugando con vasos en el lobby del hospi...wacala!

7 de junio de 2007, 6:19 p.m.
Anónimo dijo...

Hasta ganas de haber tenido una hermana, pero Dios me dió apenas 4 hermanos.
Escribe más

1 de julio de 2007, 11:15 p.m.
Mond dijo...

Sí, así son las luciérnagas, dan luz pero saben cuando apagarla. Así son las hermanas y saben cuando iluminar el camino o dejarnos solas para encontrarlo por nosotras mismas. ¡Qué lindo texto!

10 de julio de 2007, 5:20 p.m.
Hugo Sierra dijo...

Estimadísima Nata ..

me encanta leer tus escritos ,tienes un gran talento para trasmitir ideas y sentimientos .

Como me gustaría tenerte más cerca ....te envío un cariñoso y fuerte abrazo . tu amigo . Hugo Sierra.

13 de agosto de 2007, 1:12 a.m.